jueves, 30 de octubre de 2008

TEXTO 5.

TEXTO 5

El extraño caso


El extraño caso del Doctor Jekill y mi amigo Mister Hyde merece ser contado como ejemplo de los abismos que oculta el alma humana y todas esas cosas. Mister Hyde y yo nos encontrábamos regularmente; nos dedicábamos a esas sesiones de terapia y desahogo que llaman los más bajos placeres: les pegábamos a nuestras queridas, bebíamos y luego nos dedicábamos a caminar por Londres, decíamos palabrotas y de vez en cuando le dábamos un empujón a un transeúnte o a una niña y eso causaba la indignación de la muchedumbre. ¡Había que ver qué caras ponían y qué diversión!

De repente comenzó Mister Hyde a ausentarse por largas temporadas y a comportarse extrañamente, como avergonzado ante esa insólita mudanza. Un día lo seguí y lo vi entrar en un sótano. Por una rendija observé que tomaba un bebedizo y de inmediato sufría una transformación aterradora. Mi amigo ponía rostro de mosquita muerta, sonreía y sus maneras eran un trasunto de fineza. Como un rayo comprendí la verdad: mi amigo se transformaba clandestinamente en esa bestia espantosa que llaman un ciudadano respetable. Mientras duraba la metamorfosis se aprovechaba de su aspecto inofensivo: cobraba honorarios profesionales, daba conferencias, recibía homenajes, percibía rentas, hacía negocios, movilizaba influencias, escribía para la prensa seria, manejaba latifundios, cenaba con los militares, apoyaba a la policía, se declaraba partidario del orden, apoyaba el envío de tropas, se proponía como ejemplo a la juventud y fundaba un hogar.

Aterrado, comprendí que la transformación era irreversible y huí, huí… Es lo único que se puede hacer cuando se extravía el alma humana y cuando se apodera de ella la potencia oculta, maligna e irresistible de la respetabilidad.

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